Historias

HISTORIAS: Un curioso encuentro

 Desde pequeña he creído que las cosas siempre suceden por algo… Que de alguna manera hay ciertas situaciones que debemos experimentar para poder tener un crecimiento mental, emocional y espiritual.

Después de todo como lo dicen las chicas CLAMP: “En este mundo no existen las coincidencias, sólo puede haber lo inevitable.”

Esta interesante frase, me ha acompañado a lo largo de mi vida, quizás en los momentos que más sombríos, oscuros y difíciles en los que me he encontrado, no era capaz de apreciar lo que esta por venir…

Siempre viene algo mejor.

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Un día que revisamos el correo, Bere y yo le pedimos que nos reuniéramos para poder hablar más de anime y tras insistir, el joven Kusanagi accedió. Por lo que los 3 quedamos de vernos en la explanada de Idiomas el jueves 11 de septiembre, después de mis clases de italiano.

Le preguntamos cómo podríamos reconocerlos y nos respondió: «¿Ves mi imagen en Messenger?, pues no hay mucha diferencia a como me visto». Cabe mencionar que en su foto de perfil tenía una de El Cuervo…

Bere y yo nos miramos, le respondimos que estaba bien. Yo estaba ansiosa. Deseaba por fin conocer al misterioso Kusanagi, a ese que tanto le gustaban Los Caballeros del Zodiaco, Sailor Moon y sobre todo Sakura Card Captor, un anime que (hasta la fecha) marcó mi vida.

Al llegar el 11 de septiembre… estaba muy emocionada, veía constantemente la hora, estaba inquieta, no puse mucha atención al maestro, sólo había un pensamiento en mi cabeza «¡Por fin lo voy a conocer!», incluso antes de que terminara la clase de italiano, ya estaba guardando mis cosas para que en cuanto el profesor nos dijera que nos podíamos retirar, pudiera salir corriendo del salón.

Cuando llegué al pasillo del primer piso de Idiomas me asomé hacia abajo, pues el chico me había dicho que se encontraba en las escaleras del lado de ventanillas y… ¡SORPRESA! ¡Era aquel joven misterioso que me había topado en días pasados! Inmediatamente, bajó cabeza y se ocultó en su cabello (comportamiento que me di cuenta más adelante, que hacía cuando algo le incomodaba).

En el lugar solamente estaba él, Bere no había llegado. Pensé: “Wow, ¿Y ahora qué hago? ¿Qué debería hacer, salir huyendo o mejor me acerco y saludo lo más sonriente posible? Si hago la segunda, le daré la impresión que no me asusta.”

Opté por la segunda opción, bajé las escaleras con algo de calma, estaba respirando lento y profundo para relajarme, ya que mis piernas me temblaban con cada escalón que bajaba.

Al llegar con él recuerdo que le extendí la mano y me presenté: “Hola, mucho gusto, soy Jazmín”. Al estrechar su mano, sentí algo extraño y llegó un pensamiento a mi mente: “¿Será?”.

Mientras estábamos tomados de la mano, lo miré, tenía gran peso escénico: se imponía ante los demás, medía alrededor de 1.80 metros, de tez morena, su cabello negro tenía un brillo envidiable, cualquier mujer lo celaría pues estaba largo, sedoso y ondulado.

Tenía frente amplia, cejas anchas pero poco pobladas, unos ojos grandes, casi negros, su nariz era mediana y unos labios grandes y carnosos.

Su voz era un poco gruesa, me di cuenta que tenía gran intensidad: “Soy Carlos Alberto”, quedé completamente cautivada.

Durante un instante nos quedamos impactados pero nos acercamos para darnos un beso en la mejilla, fue ahí cuando me percaté de su olor, muy peculiar, que hasta la fecha no olvido.

El miedo que le tenía desapareció por arte de magia, sentí que lo conocía de toda una vida, como si hubiera sido un reencuentro.

Le sonreí y le pregunté: “¿A dónde quieres ir?” y me dijo en voz muy baja: “No sé”, desde ahí me pude dar cuenta que era un chico de pocas palabras, le sugerí: “Recuerdo que me habías dicho que te gustaban las maquinitas, ¿Quieres ir a jugar a la plaza?” y con la cabeza asintió.

Esa escena la recuerdo claramente, a pesar de que había mucha gente a nuestro alrededor, pareciera como si todo se detuviera y sólo hubiéramos estado los dos solos.

Lo tomé del brazo, como lo hacían las damas del siglo pasado (esas que tenían sus vestidos largos y pomposos y salían a caminar con un caballero) y nos dirigimos a la plaza que se encuentra a un costado de la escuela.

En el camino, íbamos platicando de los animes que nos gustaban (especialmente Sakura Card Captor y Saint Seiya), me comentó tímidamente que le gustaba mucho el personaje de Touya y que su caballero favorito era Shiryu.

Jugamos un rato en las maquinitas de The King Of Fighters 2002, en donde obviamente él me ganó, me parece que eligió a Leona, Kusanagi y Terry, pues yo no sabía manejar muy bien a Kula, Athena y K’…

Yo estaba muy nerviosa porque no quería quedar tan mal en el juego, pero al final el me sonrió y me dijo: “Si quieres, luego te enseño como se hacen los combos en el juego.” Le sonreí y asentí muy emocionada con la cabeza.

De camino a la escuela, tras insistir en que me contara más sobre el, nerviosamente me dijo: “Mi cumpleaños es el 31 de octubre”, me di cuenta que era una persona además de tímida, muy reservada e introvertida.

Por mi parte, yo solía ser así, durante mi infancia siempre sufría acoso escolar por mi forma de ser y mi apariencia, usé lentes desde que tenía como 8 años, tenía el cabello largo, lacio y mi flequillo me hacía ver más ñoña de lo que era. Ahora es moda tener ese estilo… ¡Ah qué cosas!

En fin, como propósito al haber entrado a la universidad deseaba un nuevo inicio en mi vida y una nueva forma de ser, por lo que procuraba ser un poco más extrovertida, sonriente y feliz.

Durante la plática, me comentó que era de una generación antes a la mía (en teoría, en la que yo debí haber entrado desde un principio). “Tengo una hermana menor a quien cuido, la llevo al kínder, es por eso que en ocasiones no puedo asistir a todas las clases”.

Nuestro encuentro no duro mucho, pues no podía quedarse mucho tiempo por lo que se tuvo que ir.

En esos momentos me di cuenta de algo: él no podía ser mala persona, si se esforzaba en cuidar a su hermana menor y posponía sus planes como la escuela, debía de tener un enorme corazón. Ése joven optaba por tener una apariencia dura y rebelde para proteger su vulnerable corazón.

Se despidió de mi y se fue a la parada de la escuela, permanecí de pie en la entrada y me quedé más intrigada, quería saber más de él, quería conocerlo más, quería que fuéramos amigos.

No me interesaba tanto el conocer a otro chico que estaba interesado en mi, o bueno, al menos no en un plan romántico, quería conocer a más gente a más chicas y más chicos.

En esos momentos, había una enorme confusión tanto en mi cabeza como en mi corazón, todo se me había juntado, la pelea que había entre mis padres, y que durante la preparatoria tuve dos relaciones que fueron extremadamente violentas, si mi cabeza estaba llena de pensamientos muy confusos, mi corazón estaba peor, herido, pero sobre todo confundido.