Historias

Lo siento, hoy no habrá historia… Aquí está el porqué

El día de hoy no habrá historia como tal… Últimamente me ha costado trabajo el recordar más historias y eso me desagrada, me estresa y pone ansiosa.

En días pasados me pegó la tristeza, son las subidas y bajadas de ánimo que suelen darse posteriormente a un duelo… bueno, en este caso 2…

Vi, leí, escuché y presencié algunas cosas que me hicieron recordar más a mi papá y a Beto, parte de mi sentía felicidad y la otra tristeza. Me hubiera gustado compartir y tener más de esos bellos momentos, pensamientos llegaban a mi cabeza para tranquilizarme: “Da gracias que los tuviste” e inmediatamente me respondía: “Pero duele el ya no tenerlos” y al final: “APRENDE A VALORAR”.

Pensaba que ya estaba un poco más fuerte, pero no del todo es así, sin embargo; me di cuenta que ya no me desplomo como lo hice en días pasados, pero aún duele, los dos hombres que de alguna u otra manera me cuidaban, procuraban, aconsejaban y protegían ya no están aquí, y eso como mujer (si se va a escuchar muy raro, pero es algo difícil de explicar) me hace sentir triste e insegura…

Sinceramente tengo miedo de retomar ciertas actividades en la escuela… Hoy por la tarde le comenté a mi novio que tenía miedo de ir a mis clases.

-¿Pero, por qué?

-No lo sé.

-¿Qué pasó?

-Pues todo cambió. Me siento insegura.

-¿Qué necesitas para sentirte mejor?

La última pregunta me hizo pensar… no sé que necesito para sentirme mejor… Tengo miedo a la inseguridad que incrementó durante los últimos años; o tengo miedo que me vaya a pasar lo que a la profesora María Luisa que impartía clases en la Facultad; o tengo miedo a mi reacción de regresar al lugar donde viví tantas cosas maravillosas y que la persona con quienes las compartí ya no estará ahí una vez más…

Tal vez sean todas esas cosas las que me dan miedo y me hacen sentirme insegura. Muchos de ustedes pensarán o me han dicho: “No lo has soltado” “Lo que duele es tu apego” “Necesitas ir a terapia” “Ánimo” “Tú puedes” “La vida sigue” “ERES FUERTE” “ERES VALIENTE”. Estas dos últimas son las que más me sacan de onda, porque muchas veces deseo quedarme en cama y no hacer más o estoy tan asustada que quisiera meterme debajo de la cama y no salir hasta que todo esté tranquilo…

Y es que cuando te enfrentas a un duelo, ¡puff! Está canija la situación, por más de que uno considere estar preparado, pienso que no lo es suficiente y ahora imaginen dos duelos tan seguidos y de personas tan significativas…

Espero que entiendan el porqué hoy no habrá historia, pero quiero darles las gracias nuevamente a Abraham, pues has sido muy paciente conmigo y me apoyas más de lo que esperaba, a Memin porque dejas de hacer lo que estas haciendo para contestarme mis mensajes, a Maritza que a pesar de nuestras situaciones andamos en contacto, a Gadhie porque me has ayudado a ver otro panorama de hace unos años y me cuentas lindas historias y sobretodo a Cristina, que has estado al pendiente de mi todo el tiempo, me alegra recibir tus mensajes.

También quiero darles las gracias a todos los que leen el blog y por leer mis historias, les mando un abrazo muy fuerte.

Historias

HISTORIAS: ¡Bere, ayúdame!

 

En la juventud uno cree que es capaz de hacer cualquier cosa, que el mundo es tuyo. Que nada te puede detener.

Pienso que es una de las épocas más interesantes que experimenta el ser humano. Empieza a descubrir tanto situaciones, lugares y sobre todo personas, con quienes se empieza a relacionar más creando fuertes vínculos.

Es maravilloso tener amigos con los que puedes contar para todo.

**********

Cuando Beto no se quedaba con nosotras en la escuela, solíamos hacer tonterías, literal, tonterías. Teníamos cada ocurrencia que de milagro no nos rompimos algo.

A mi se me hacía fácil tomar riesgos, confiaba en mi condición física, ya que cuando era pequeña, siempre destaqué en los deportes, no tenía problemas en las clases de Educación Física, las cuales, eran mis favoritas.

Durante la secundaria, participaba en todos los equipos de deportes: volleyball, futbol y basketball (en donde fui capitana 1 año), durante la preparatoria seguí practicando deportes e incluso entré al club de cheerleaders, practiqué la charrería… En fin, sentía que podía hacer lo que se me ocurriera o lo que me retara Bere a hacer.

Cabe mencionar que la sensación que tenía de protección al estar con ella, me impulsaba a hacer “locuras”. Bere era mi mejor amiga y sabía que podía contar con ella, pasara lo que pasara. Eso me hacía sentir muy bien, pues había pasado mucho tiempo desde que sabía que podía contar con alguien.

En una ocasión, caminando por el área de las canchas, Bere y yo nos dimos cuenta de un árbol muy alto, a un costado de él, se encontraba una banca… Pensamos en subirnos al árbol…

Fue fácil el subirme, pero el bajar… ¡se me complicó completamente! (Bere se quedó abajo, me sacó varias fotos y según nosotros hicimos una secuencia de mi caída del árbol, pero ésa es otra historia).

Cómo Moisés y yo nos llevábamos bien, y el también estaba en el horario vespertino, se nos hizo fácil el mandarle mensajes para que me ayudara a bajar, sin embargo, el contestó: “Estoy en clases, no puedo salir”.

Entonces le dije a Bere: “Ayúdame”, me contestó con su tono burlón: “Bueno, en vista que aquel no vendrá, ya que… Trataré de sujetar fuerte la banca para que te bajes por ahí” le respondí: “Gracias, por favor no la vayas a soltar”.

Yo estaba sentada en la rama más cercana a la banca, giré tratando de sujetarme de la rama y tratar de abrazar el tronco del árbol… me ganó mi peso y me raspé toda la barriga, pero alcancé a pisar la banca y no caer hasta el piso…

Me quedé tirada en el pasto mirando hacia el cielo… Bere comenzó a reírse y también se acostó a un lado de mi… “Gracias”, “No hay de que… aunque te viste muy chistosa bajando del árbol de esa manera”.

Momentos después le contamos a Moisés de nuestra locura… bueno, mía.

Otra ocasión, rumbo a las maquinitas, Bere y yo encontramos un carrito de la Mega casi en la salida de la FES, lo tomamos, subimos nuestras mochilas y caminamos un poco… Rumbo a la plaza, hay una bajada con curva…

Como si pensáramos lo mismo, nos miramos diciéndonos “¿Lo hacemos?”, asentimos con la cabeza: me subí al carrito y Bere lo conducía.

Nos cercioramos que ningún conductor fuera a pasar por el lugar y sobre todo, nos fijamos que no hubiera policías: ¡Bere tomó impulso antes de llegar a la bajada y nos aventamos!

Al llegar a la curva, tratamos de mover el carrito con nuestros cuerpos para no golpear la banqueta y salir disparadas. Aquel viaje en carrito de supermercado fue de las cosas más graciosas y extrañas que he hecho.

La fuerza que tuvo el carrito nos llevó casi a la esquina de la entrada de la Comercial Mexicana. Nuestra risa nos delató, reíamos de emoción, de nervios, de la adrenalina, la gente que estaba cerca, nos observó extrañada.

Lo malo de la situación es que nos vio un vigilante y ya no pudimos aventarnos más, pero cada vez que veíamos un carrito cerca de la salida de la FES lo ocupábamos para llevar nuestras mochilas.

En otra ocasión, paseábamos en la plaza, vimos que unas de las “islas” que estaban en el pasillo estaba adornado con globos, Bere dijo: “Están geniales esos globos. Quiero uno”, jugando le contesté “pues tómalo”.

Acto seguido, Bere lo tomó, me dio uno y me dijo: “Pues vámonos, ¿no?”. Me sorprendí por su actitud, me tomó con una mano y con la otra empujó a Beto para que siguiéramos con nuestro recorrido.

Bere se llevó el globo caminando durante toda la plaza, yo lo solté porque sabía que estaba mal.

Después de unos momentos, un vigilante de la plaza nos alcanzó y nos dijo que uno de los comerciantes se había dado cuenta que Bere había tomado los globos. Bere le contestó: “¿Se refiere a éste globo?” y antes de que el policía pudiera asentir, ella soltó el globo y le dijo: “¡Oops!, ya no lo tengo. Lo tendrá que ir a alcanzar al techo de la plaza”.

En efecto, el globo que estaba inflado con helio, flotó hasta atorarse en el techo de la plaza. El policía no supo como reaccionar ante el comportamiento de Bere. No supo si enojarse, reír o detenerla. Ése tipo de respuestas o acciones era típicas de ella…

Por nuestra parte Beto y yo estábamos súper avergonzados con el policía teníamos planeado pasar más tiempo dentro de la plaza pero mejor nos fuimos a la escuela a matar las horas.

Durante el trayecto, Bere nos contó que desde que era pequeña siempre fue así:

Bere: Les contaré, cuando tenía como 4 o 5 años, mi mamá me había sacado al parque, yo jugaba en el pasto mientras ella me miraba sentada desde una banca. Corté varias flores y se las llevé a mi mamá. Ella me dijo que no hiciera eso, pues les dolía y no se imaginarán qué le contesté… Si mamá, escucha como lloran! Buahhh, Buaahh, Buaaaahhh. Mi mamá no supo que decir después de mi comentario.

Beto y yo nos miramos, él le contestó: “Ahora todo tiene sentido…”

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HISTORIAS: Nuestra primer salida por parte de la escuela

Quizás una de las respuestas para lo que es la felicidad es el disfrutar.

Debes de atesorar cada momento con tus seres queridos, no importa si su camino se separará, lo importante es el disfrutar su compañía.

Después de todo, como lo dicen en la película “Votos de Amor”, la vida está llena de ‘momentos de impacto’, que son los que definen quien eres.

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Hace poco, recordé que durante a mediados del primer semestre, durante la clase de Redacción, una de las maestras interrumpió y nos avisó que la escuela había organizado una salida, la cual, consistía en ser público del programa “Ya es ½ en China”.

La verdad no recuerdo que día fue la excursión… por más que quiero hacerlo mi memoria no ayuda muy bien que digamos.

En cuanto la maestra salió del salón, todos comenzamos a cuchichear, me acerqué a Bere y le pregunté: “¿Vamos?”, ella sólo se encogió de brazos y me dijo “Pues si quieres, supongo que será buena oportunidad para conocer un estudio de tele.”

Recuerdo que estaba muy emocionada, me agradaba la idea de salir de excursión, quería pasar buenos momentos con mis queridos amigos, le preguntamos a Beto si deseaba ir con nosotros a la excursión, sin embargo, el nos comentó que no tenía intención de conocer un estudio de televisión.

Su respuesta me puso algo triste pero a pesar de que insistimos en que nos acompañara, se negó rotundamente.

Para la excursión, fuimos poquitas personas, entre ellas Bere, Paula, Jessica y Juan Carlos… a decir verdad, me acuerdo de ellos porque hay una foto que nos tomamos en el autobús… si no… sólo recordaría a unas cuantas personas.

Antes de la salida (los autobuses nos estaban esperando afuera de la FES Acatlán) pase a comprar helados, uno para Bere y uno para mí.

Durante el recorrido, estuvimos platicando sobre la escuela y nos preguntábamos como sería el estudio al que iríamos. Le conté a Bere que esa ocasión era la segunda vez que iba a uno:

-¿A poco? ¿Cuándo fuiste?

-Pues durante la prepa, los profesores organizaron una salida para todos los estudiantes que no habían recursado materias y tenían buen promedio…

-Qué ñoña te escuchas… ¿Lo sabías?

-Sí, lo sé, no es necesario que me lo digas…

-¿Y a qué estudio fueron?

-Fuimos a Televisa.

-¡YUCK! Y a que programa fueron?

-Al de “Nuestra Casa” con ‘Coque’ Muñiz.

-Uhmm… Bueno, no estaba tan piñatón ese programa…

-Pues no, a decir verdad, me divertí mucho en ésa salida.

-Uhmmm… ¿Y estaba grande el estudio?

-Pues no, era pequeño, lo que más me llamó la atención fueron las cámaras…

-¡Obvio! ¡Ser camarógrafo debe ser genial!

-La verdad es que sí.

El programa se grababa en Estudios Churubusco, al sur de la Ciudad de México, cuando llegamos el staff inmediatamente nos organizó y nos dio un tentempié para que no nos muriéramos de hambre dentro del set.

Yo estaba cruzando los dedos para que nos tocara en los asientos de enfrente, deseaba estar lo más cerca del artista invitado: Aleks Syntek… (Si, lo sé, quizás a muchos de ustedes no les agrade, pero a mi me encantan muchas de sus canciones)

Corrimos con mucha suerte, pues nos tocó hasta enfrente pero en una esquina, nos tocó del lado izquierdo, estuvimos a un costado de un camarógrafo, quien gentilmente antes y después de la grabación del programa nos explicó rápidamente como funcionaba la cámara.

Sinceramente, no le puse mucha atención al conductor, sólo observaba todo el set, a los camarógrafos y al floor manager, quienes nos mostraban los letreros para saber que hacer: gritar, sentarnos, pararnos, aplaudir… etc…Esa vez, de tanto gritar, Bere y yo nos quedamos afónicas.

Cuando se presentó Aleks Syntek, grité con todas mis fuerzas y me observó extrañado, provocando que me pusiera colorada y me quedé sentada escuchando lo que decía…

Cuando se le pidió que tocara y cantara una canción, rogué porque fuera “Te soñé”… Él se paró y se dirigió al piano que… estaba frente a Bere y a mi!! Y empezó a cantar esa canción…

Yo suspiraba mientras disfrutaba la melodía… cerré los ojos un momento y no quería que esos momentos terminaran… (Mientras escribía esta parte, comencé a suspirar nuevamente, ¡ah, que cosas!)

En cuanto terminó la grabación, el staff nos guió nuevamente a la salida y nos agradecieron por haber participado en el programa, nos subimos nuevamente al autobús y nos retiramos.

Por cierto, me parece que fue el programa número 20 de la segunda temporada en la que aparecimos los mocosos de primer semestre. (Leo algunos de mis escritos o fotos y pienso “¡¿Qué demonios conmigo?!”)

Esa ocasión disfruté mucho estar dentro de un set de grabación y me había ayudado a decidir el área de pre-especialidad en el que quedaría: Medios Electrónicos.

Me encantó la idea de ser parte del equipo que está detrás de cámaras, que organizan todo.

Para quienes no entiendan lo del área de pre-especialidad en la licenciatura, en el plan que tenía la carrera de comunicación de la FES Acatlán, existían 4 áreas: Investigación y Docencia, Organizacional, Escritos y Electrónicos.

Se tenía que elegir un área en 5to o 6to semestre (en donde todos teníamos tronco común, es decir, materias obligatorias) y así tener las materias acordes a los siguientes semestres.

Cuando no hablamos de anime o tonterías, Bere, Beto y yo solíamos platicar sobre eso:

Jaz: ¿Qué área van a tomar?

Bere: Pues la verdad no sé, me llama la atención Escritos, se me hace fácil.

Beto: ¡Ay, otra vez con eso!, ya han preguntado varias veces, no sé.

Jaz: ¿Cómo de que no sabes? Vas un año antes que nosotras. ¡Deberías de saber!

Beto: Ushh… Bueno, me gusta el área de Investigación. Creo que se me da.

Bere: No te imagino como profesor. Escribes horrible. No se entiende tu letra y tienes faltas de ortografía.

Jaz: ¿Apoco? Bere, ¿Tú ya viste su letra?

Bere: Si, y es horrenda.

Beto: (Sonrojado y ocultándose en su cabello) Ya vas a empezar Bere. Ya tengo un plan.

Jaz: ¿Y cuál es?

Beto: Siempre permaneceré sentado en el escritorio, llamaré a un estudiante que sepa que escribe bien y le pediré que escriba en el pizarrón. Jajajajaja. Así nadie tendrá que saber que tengo mala ortografía.

Bere: ¿Y si esa persona falta?

Beto: Pues tendré mi plan b, checaré quien es la segunda persona que escribe bien.

Bere: Es más fácil que aprendas a escribir adecuadamente.

Beto: Ya sé.

Esas pláticas me hacían darme cuenta que debía de disfrutar de la compañía de ellos, pues tarde o temprano, nuestros caminos se iban a separar y ninguno de nosotros pensaba en cambiar el área en el que nos especializaríamos.

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HISTORIAS: Un pequeño regalo de cumpleaños

 ¿Cómo deberías de comportarte cuando has sido bateado mucho antes de confesarte?

¿Seguir como si nada hubiera pasado y guardar tus sentimientos?

¿Deberías de intentar algo más?

¿Qué se debe de hacer?

******

Dentro de mi recámara tenía un calendario, en el cual, tenía marcados los cumpleaños de mis familiares y amigos, seguido pensaba si era oportuno escribirle o hacerle una pequeña reunión a Beto, pues entre comentarios, salió que casi siempre se la pasaba en su casa.

Conforme pasaba el mes de octubre, no sabía que detalle tener con Beto, después de todo, antes de poderle comentar que me gustaba (o más bien, que estaba enamorada de él) ya se había marcado una “distancia” entre los dos.

Ya se había decidido que era “conveniente” ser mejor “hermanos” o buenos amigos antes de que intentáramos algo más.

Ninguno de los dos estábamos preparados para una relación amorosa. Beto era perseguido por sus fantasmas y yo por los míos.

Realmente mi cabeza no estaba del todo bien, como comenté brevemente antes… Durante la preparatoria tuve solamente dos relaciones, las cuales fueron realmente perturbadoras.

Sufrí desde pequeñas mentiras, abuso (físico, emocional y mental) e infidelidades… Mis amistades no lograban comprender el porque seguía en esas relaciones… Quizás era porque en casa la situación no marchaba del todo bien y “no tenía a nadie más que me comprendiera”.

Es aquí en donde les agradezco a Maritza y Memo que siempre estuvieron dispuestos a escucharme y apoyarme durante esta etapa de mi vida. Amigos míos, se los agradezco muchísimo. Les agradezco su paciencia, cariño, apoyo, comprensión y tolerancia. De corazón, muchas gracias.

Ahora que soy mayor, volteo hacia ese pasado y muevo la cabeza, no puedo creer que haya permitido tantas situaciones negativas, pero supongo que era parte de mi crecimiento… de alguna manera tenía que experimentar eso para darme de cuenta de muchas cosas. Pero el detalles es que en su momento no lo hice.

En fin, con respecto a lo de su regalo de cumpleaños, decidí mandarle un mensaje a Beto para decirle que esperaba verlo el día jueves 30 de octubre en el área de humanidades.

Después de darle tantas vueltas al asunto y escuchar varias canciones, decidí escribirle una carta y la letra de la canción “You’ve got a friend” de Carol King, que pienso fue la más indicada.

Para quienes no conozcan la canción, aquí está:

When you’re down and troubled
And you need a helping hand
And nothing, nothing is going right
Close your eyes and think of me
And soon I will be there
To brighten up even your darkest night

You just call out my name
And you know wherever I am
I’ll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I’ll be there, yeah, yeah, yeah.
You’ve got a friend

If the sky above you
Should turn dark and full of clouds
And that old north wind should begin to blow
Keep your head together
And call my name out loud, yeah
Soon I’ll be knocking upon your door

You just call out my name
And you know wherever I am
I’ll come running, oh yes I will
To see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I’ll be there, yeah, yeah, yeah.

Ain’t it good to know that you’ve got a friend
When people can be so cold
They’ll hurt you, and desert you
And take your soul if you let them
Oh yeah, but don’t you let them

You just call out my name
And you know wherever I am
I’ll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I’ll be there, yes I will.

You’ve got a friend
You just call out my name
And you know wherever I am
I’ll come running to see you again (oh baby don’t you know)
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
Lord, I’ll be there yes I will.
You’ve got a friend

Oh, you’ve got a friend.
Ain’t it good to know you’ve got a friend.
Ain’t it good to know you’ve got a friend.
You’ve got a friend.

Le comenté que esa canción me gustaba mucho, que si no le entendía (pues siempre le tuvo un odio tremendo al inglés) se la podía traducir.

Trato de hacer memoria si se lo traduje, me parece que el entendió gran parte de la canción y en pocas partes se la tuve que traducir.

Nos quedamos un rato sentados en los pastos, platicamos de varias cosas más. Me ponía nerviosa siempre que estaba a solas con él, pero me obligaba a tratar de verlo como mi hermano mayor, pero era muy difícil.

Él, su forma de ser, su físico, su olor, me atraían más y más, era como un imán para mi.

Al día siguiente, que era su cumpleaños, a las 8:30 le mandé otro mensaje deseándole feliz cumpleaños y que esperaba que se la pasara genial en su día, me respondió: “Gracias, te lo agradezco mucho”.

Obviamente no esperaba que fuera extenso en contestar, ya me había acostumbrado. Supongo que el día siguiente salí con Bere a dar la vuelta al Centro a ver que encontrábamos y después me fui a Morelos a terminar mis pendientes.

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HISTORIAS: Recordando juegos de la niñez

Si le preguntaran a los demás compañeros de la universidad cómo éramos Bere, Beto y yo, muy seguramente les dirían “son raros”.

Nos gustaba jugar juegos que, ante la mirada de los demás, eran para niños. Eso nos tenía sin cuidado, mientras pasáramos un buen rato y nos divirtiéramos, era más que suficiente.

Después de todo, esa es la felicidad, el poder disfrutar momentos con las personas que quieres, ¿no?

Los buenos momentos y las sonrisas son los recuerdos que valen la pena atesorar.

 

*****

Durante los días de clase, además de ir a jugar KOF (porque luego nos daba flojera caminar y regresar hasta la escuela) nos sentábamos y acostábamos en los pastos de Idiomas, en donde varias ocasiones jugábamos como niños chiquitos, siempre ingeniábamos algo interesante para entretenernos.

Desde la primera vez que Bere me tapó los ojos con su bufanda, empezamos a jugar gallinita ciega, en una ocasión se pasaron de graciosos conmigo: me hicieron caminar hasta un árbol y choqué con él, raspándome parte de la cara.

Casi me puse a llorar, porque me pegué en la frente, del lado que me tengo una cicatriz (de pequeña una niña más chaparrita que yo intentó cargarme y me tiró contra el filo de una puerta) y cualquier golpe en ésa área me duele más de lo normal.

Obviamente en vez de acercarse a verme si estaba bien, Bere se empezó a reír a carcajadas, sólo Beto se acercó preocupado, con mucho cariño y amor me quitó la bufanda y me sobó.

“¿Estás bien?”, me preguntó. Mi cara estaba roja y caliente por el golpe, pero además sentí como me sonrojaba más al tenerlo tan cerca de mí… Pude sentir como se aceleraba mi corazón.

Sus ojos reflejaban preocupación, me abrazó muy fuerte mientras me decía tiernamente: “Qué bueno que no te lastimaste”.

Yo no supe como reaccionar, el abrazo me hacía sentir tranquila pero otra parte de mi sentía que tendría una hemorragia nasal por el fuerte golpe y pues como en los animes cuando algo “intenso” le pasa al personaje.

Después de mi fuerte golpe, ya no quisimos jugar y mejor empezamos de platicar de otras cosas.

Casi a mitad del semestre… Tratamos, bueno traté más a otros chicos de otras carreras: Saúl y Moisés (quien también fue un curioso encuentro, pero esa es otra historia) que eran de la carrera de Historia, solía platicar mucho con ellos, pero Bere ni Beto los aprobaban del todo.

Incluso hubo varias salidas grupales, una vez nos fuimos a Bellas Artes a jugar Rock Band (juego en el que hasta la fecha soy pésima), Bere, Beto y yo tratábamos de dar nuestro mejor esfuerzo en el juego… yo con la guitarra y ella con la batería… (Hace poco encontré una de las grabaciones de aquella salida)

Beto sólo se limitaba a observarnos, o más bien, observar a los amigos de Moisés, solía cruzar los brazos y quedarse de pie mirando fijamente a las personas, a decir verdad, el verlo así siempre me daba miedo o me incomodaba…

Cuando estaba anocheciendo cada quien se iría a su casa, pero Bere y Beto optaron por acompañarme lo más cercano a mi casa a pesar de que vivían mucho más lejos.

Sinceramente, me agradaba que ambos se preocuparan por mí, realmente eran de las raras ocasiones en las que además de mis amistades más antiguas (si, aun tengo a mi amiga de primaria, otras de secundaria y preparatoria) lo hacían por mi.

En otra de nuestras salidas, Moisés y otro chico (que olvidé por completo su nombre) apodado “Patas Apestosas” se lucieron bailando en la Pump It Up, pero esa fue la primer y última vez que aquel muchacho nos acompañó.

Solíamos evitarlo, porque cuando iba a jugar se quitó las botas y, literal, apestó todo el local. Bere, Beto y yo nos mirábamos como diciendo “¡Diablos! Y ahora que hacemos?”. Nuestras horas recreativas se redujeron por el olor tan fuerte e insoportable.

Creo que antes de desmayarnos o vomitarnos, tomamos nuestras mochilas y nos regresamos a la escuela.

La descripción gráfica de nuestros ojos era algo así: @_@. Las veces que lo llegábamos a encontrar en la FES en automático cambiábamos de rumbo con tal de no saludarlo.

Beto solía decir “¡¿Cómo es posible que no se desmaye con tremendo hedor?! ¡Yo nunca permitiría que algo de mi oliera así! Es asqueroso el olor”. Bere y yo sólo encogíamos los hombros y decíamos “¡NO LO SÉ! ¡YUUUUCK!”

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HISTORIAS: Es mejor ser buenos amigos o hermanos que “algo más”

Siempre nos dicen que debemos ser felices, ¿Pero qué es realmente la felicidad?

¿Es el compartir esos instantes alegres con las personas que quieres?

¿Es el ver a tus seres queridos contentos?

¿Basta con sólo permanecer cerca del ser querido para ser feliz?

¿Basta con sólo ser amigos?

¿Es malo querer algo más?

Obviamente las últimas preguntas dependerán de la situación…

 

******

En nuestras pláticas, seguido salía el tema de ir a las convenciones de anime y manga, tanto Bere como Beto me contaron sobre aquellas salidas, y los escuchaba con mucha atención, pues hasta esos momentos, no había tenido oportunidad de asistir a uno de esos eventos.

Hasta que me animé a preguntar: “Oigan… ¿Cuándo es la siguiente expo o cada cuánto hay?”, Beto me miró y sonrió: “De esas hay un montón al año…”, “Es que nunca he ido a una” le respondí con timidez.

Bere inmediatamente soltó su carcajada y mientras me señalaba dijo: “¡¿Es neta?!, o sea… ¡¿Te gusta el anime y nunca has ido a una convención?!” ese comentario me hizo sentir mal… pero le contesté “Pues en el rancho del que vengo, no suelen hacer ese tipo de eventos. No me dejaban salir muy lejos, además a mis padres no les gusta eso por lo que nunca tuve la oportunidad”.

Beto miró a Bere como diciendo “te pasaste esta vez ”, me abrazó mientras decía: “¿Qué te parece si vamos juntos?”. Me alegró mucho que me invitara y más que mi primer convención sería en compañía de las dos personas que más quería.

Les dije que quería hacer cosplay, entonces Bere me dijo que su mamá sabía coser y que le preguntaría si podía confeccionarlo. Me quedé pensando en que personaje de anime me inspiraría.

Cuando ya íbamos en camino a jugar KOF, salió nuevamente el tema sobre las cuestiones de amor…

(NOTA: antes de leer lo siguiente, se encontrarán muchas referencias de anime en mi vida, por lo que ruego que me entiendan, hasta cierto punto, soy una desadaptada social.)

“Jaz, te veo como mi hermanita menor, si fuéramos personajes de anime, yo sería una especie de Touya que cuida siempre de su hermana. No podría ser un Shaoran que se enamora de una Sakurita como tú.”

En ése momento sentí muy feo, quizás las veces que lo tomaba del brazo y que lo llegué a casi asfixiar al abrazarlo lo habían incomodado, o tal vez se había dado cuenta de mi corazón confundido…

Pero preferí sonreír y bromeé: “De acuerdo, eres un Touya Ceniciento que se la pasa haciendo limpieza y preparando de comer en casa… Quizás hasta tengas a tu querido Yukito.”

Beto me respondió: “Obviamente, además ¿Qué tiene?” y al mirar mi rostro de que no comprendía lo que decía continuó: “Pues no está mal, si hay amor verdadero entre dos hombres ¡Pues qué tiene! Tengo un amigo que a todo mundo dice que es mi novia.”

Yo no supe que decir en esos momentos pues pasaron muchos pensamientos por mi cabeza… ¿Acaso era gay y mis muestras de afecto le molestaban? ¿O sólo me decía porque realmente no estaba interesado en mi y esa era la manera de que no tuviera esperanzas de estar con él?

Después de esos comentarios, Bere y yo platicábamos lo que hacíamos en nuestras salidas de los viernes. Beto se quedó callado y después dijo: “¿Pero por qué no me invitaron?” y nosotras le recordamos que nos dijo que tenía mejores cosas que hacer… y Bere le preguntó: “¿Pues qué hiciste el viernes?”

Beto respondió con un tono que me es difícil de explicar hasta ahora: “Pues… nada, me fui a acostar a la cama de mi amigo Yukito, y estuvimos platicando un rato…”

Bere y yo nos miramos y movimos los hombros como diciendo “bueno, ya ni modo”. Llegamos a la escuela y él se despidió de nosotros no sin antes prestarme su chamara porque empezó a hacer mucho frío.

Ellos ya se habían percatado que era demasiado friolenta y enfermiza, pues estaba acostumbrada al clima caluroso y los cambios de temperatura que se sentían en la escuela me hacían estornudar y toser mucho.

Ante tal acción (ningún chico me había prestado su suéter anteriormente, lo sé suena deprimente) yo me emocioné mucho, su chamarra olía a él!

Durante las clases olfateaba su chamarra; a la salida, la olfateaba; durante la micro, la olfateaba; llegando a casa la olfateaba. (Ahora que leo lo que escribí, creo que tengo problemas con estar oliendo a la gente)

Al llegar a la recámara en la que me dormía, me recosté y la puse a un lado de mi almohada… y me quedé dormida, era feliz con el simple hecho de poder olerlo.

Ya no importaba tanto que me haya dicho que era mejor se hermanos o amigos, me sentía contenta con sólo saber que podría estar cerca de él…

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HISTORIAS: «Estás conmigo y no dejaré que algo malo te pase»

 En mi vida siempre me ha tocado estar en situaciones complicadas, extrañas o incómodas, pero las que realmente me descontrolan es cuando tengo mucho miedo o ansiedad.

Y me invade más la desesperación cuando tengo miedo pero veo que alguien a quien quiero o estimo se encuentra en la misma situación que yo.

Ante esos momentos, no se sabe de donde se saca la fuerza y valentía para poderlos proteger.

*******

Cuando Beto miró que se aproximaban, me di cuenta que realmente estaba muy herido y por un pequeño momento se quedó helado, pasmado, no sabía como reaccionar ante la presencia de la muchacha y su madre.

Por inercia y con deseos de protegerlo lo sujeté mas fuerte del brazo y sonreí, le dije mientras sonreía: “Cálmate, todo estará bien, estás conmigo y no dejaré que algo malo te pase”. Por dentro me moría de nervios y ansiedad, pensamientos negativos me invadían, pero no podía permitir que lo lastimaran.

Esos momentos parecieron eternos, como en las películas o animes que puedes ver todo en cámara lenta. No sabía como debía de reaccionar cuando las dos estuvieran frente a nosotros.

De tan nerviosa que estaba, no me había dado cuenta que me Beto me había tomado de la mano con sus dos manos, algo que me hizo sonrojarme más de lo que ya estaba y preferí no verlo a la cara para que mi rostro no pareciera un jitomate por lo colorada que me pondría.

Sentía mucho calor en la cara, un signo de que ya estaba roja y como mi tez es blanca, se podía notar a kilómetros.

“Tuu Tuuum” “Tuuu Tuuum”… Mi corazón comenzó a latir más fuerte con cada paso que dábamos. Cada vez estábamos más cerca de ellas y nuestras manos sudaban más. “Tuu Tuuum” “Tuuu Tuuum”

Al tenerlas de frente, Beto las saludó con una voz firme y segura: “Hola, ¿Cómo están?” y al notar que ellas voltearon a mirarme, continúo “les presento a Jazmín”. A decir verdad, me sorprendió la fuerza que tenía su voz ante tal situación, él había cambiado completamente, de un momento a otro cambió su semblante.

Les extendí la mano para saludarlas, mientas les decía “Hola, un gusto”, sin embargo; no me correspondieron. Situación que en lugar de hacerme sentir mal, me molestó.

Me miraron de arriba a bajo (y como me encanta poner más sal a la herida, claro siempre y cuando me provoquen o quieran lastimar a un ser querido puedo ser la persona más mala onda del mundo) recargué mi cabeza en el hombro de Beto y sonreí.

Pude ver cómo esa situación les incomodó más a ellas, por lo que inmediatamente dijeron que se tenían que ir. Se despidieron y se fueron rápidamente de la plaza.

Suspiré profundamente, por fin había terminado todo eso y pensé “Espero no volverla a ver, realmente me cayeron muy mal, son tan creídas y prepotentes…”

Me di cuenta que aún me sujetaba de la mano, por lo que cuando bajamos la mirada ambos nos sonrojamos y nos soltamos de la mano.

Si tuviera que describirlo, sería la típica escena de anime en la que ambos se sonrojan, rápidamente se sueltan y evitan mirarse a la cara.

Terminamos el recorrido en la plaza, jugamos KOF y posteriormente me invitó a comer en un restaurancito de ahí.

Beto me explicó que esa chica era de familia adinerada, que era muy fresa y lo despreció por no ser de su “nivel”.

Es verdad, Beto no estaba a su “nivel”, él siempre fue capaz de ver más allá de las apariencias, hacía que las personas sacaran siempre lo mejor de uno; inspiraba confianza y valor; motivaba a todos a seguir sus sueños; tenía un corazón noble y puro; no se dejaba llevar por las apariencias. Así que sí, él jamás estuvo a ese nivel.

Historias

HISTORIAS: Fuera de lugar

¿Les ha pasado que están emocionados porque quieren que dos personas se conozcan, pero después se sienten fuera de lugar? Si les ha pasado, entonces podrán entenderme en ésta parte de mi vida, en la que me sentí completamente fuera de lugar.

Si no es así, créanme que no se siente muy lindo que digamos.

Pero es interesante que esa sensación tan peculiar se desvanece al ver que las personas que estimas se sienten felices, basta con verlos sonreír para que uno también se alegre.

 

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Bere llegó tarde a la primer clase y me explicó que tuvo un percance al salir de su casa y que por eso no pudo llegar, le conté con lujo de detalle lo que había pasado y me preguntó: “¿Y qué te pareció? ¿Si lo podré conocer después?”.

El martes siguiente ellos dos se conocieron y tuvieron más en común que yo con ellos, les gustaba la misma música e incluso leían los mismos libros, situación que me alegró, pero al mismo tiempo yo hacía mal tercio, por lo que me limité a escuchar su charla.

Fuimos nuevamente a la plaza (que con el tiempo fue una costumbre, en automático íbamos cuando no teníamos clases) nos divertíamos y regresabámos a la escuela.

Cada quien ponía al menos 1 peso para la partida y tenía derecho a un personaje, Beto frecuentemente cambiaba de personajes: “Así podré conocer los movimientos de todos los personajes y perfeccionar mi técnica”, Bere solía ocupar a Angel o Vanessa… era terrible al principio, sin embargo, con el tiempo mejoró bastante.

Por mi parte, o elegía a Athena o a Kula (por la sencillez de sus combos) ahora pienso que también las prefería porque eran equipo de los que solía jugar Beto y él se sabía manejarlos.

Cuando se nos acababa el presupuesto, caminábamos en la plaza y nos sentábamos en el área de comida. En ocasiones hacíamos la “coperacha” para pedir comida china y nos la repartíamos.

En esa ocasión, le dijimos que queríamos ir a dar una vuelta a Bellas Artes el viernes 19 de septiembre, pero dijo: “Tengo mejores cosas que hacer que ir a dar una vuelta al Centro”. No insistimos más pues pensamos que tendría que quedarse a cuidar a su hermana.

Mi amiga y yo salimos con otros conocidos, nos divertíamos caminando y viendo las fuentes de La Alameda y paseando por los locales de la Friki Plaza, regresamos temprano, o bueno yo, porque vivía cerca de la escuela y en donde me quedaba (que era casa de mi abuela) eran muy estrictos con las salidas, tuve que echar una pequeña mentirilla de que iba a la escuela también los viernes (es algo de lo que nunca me arrepentiré) para poder salir ya sea a divertirme o a avanzar con mis tareas, que en ocasiones, tenía que ir a la biblioteca.

Como se había quedado, cada fin de semana regresaba con mi mamá que vivía en Morelos, me llevaba mis cosas para hacer tarea, lavar mi ropa y buscaba trabajo para poder llevar dinero para la escuela.

Allá también tenía conocidos y una vez terminadas todas mis labores (lo sé, se lee muy ñoño, pero siempre he sido así) salía un poco.

En una que otra ocasión, Beto me acompañó a buscar algún lugar para rentar, ya que en casa, la situación se volvía más complicada, pues aunque yo quisiera estar ahí para cuidarla (pues le habían dicho que debía cuidarse más), los familiares no hacían fáciles las cosas.

En ocasiones mi madre me mandaba comida para que me la comiera o la preparara a lo largo de la semana o tenía que comprarme una pequeña despensa, pero luego llegaban unas primas que, sin preguntar o importarles, se lo comían…

Varias noches cuando llegaba de la escuela me quedé sin cenar, porque ellas se lo habían comido y no podía salir a comprar nada, porque las tiendas las cerraban desde temprano.

Además se les hacía fácil entrar a la recámara y tomar mis cosas, no me molestaba eso, lo que si me disgustaba es que dejaran desorden y me regañaran.

Regresando a la historia sobre Beto, creo que en una de esas salidas, él me llegó a comentar ciertas cosas que me hicieron dudar de realmente enamorarme de él… “No estoy interesado en una relación amorosa”, pues durante su niñez y adolescencia siempre sufrió por chicas que no le correspondían.

Me comentó de unas chicas llamadas Mariana, Gabriela y Paulina, historias que considero, no son prudentes de compartir, pero me quedó claro que, no le había ido bien en cuestiones del corazón.

En una ocasión que platicábamos y paseábamos por la plaza, nos encontramos con una de ellas y a su mamá, antes de que estuvieran más cerca, rápidamente Beto me dijo: “Ella es….”

Historias

HISTORIAS: Un curioso encuentro

 Desde pequeña he creído que las cosas siempre suceden por algo… Que de alguna manera hay ciertas situaciones que debemos experimentar para poder tener un crecimiento mental, emocional y espiritual.

Después de todo como lo dicen las chicas CLAMP: “En este mundo no existen las coincidencias, sólo puede haber lo inevitable.”

Esta interesante frase, me ha acompañado a lo largo de mi vida, quizás en los momentos que más sombríos, oscuros y difíciles en los que me he encontrado, no era capaz de apreciar lo que esta por venir…

Siempre viene algo mejor.

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Un día que revisamos el correo, Bere y yo le pedimos que nos reuniéramos para poder hablar más de anime y tras insistir, el joven Kusanagi accedió. Por lo que los 3 quedamos de vernos en la explanada de Idiomas el jueves 11 de septiembre, después de mis clases de italiano.

Le preguntamos cómo podríamos reconocerlos y nos respondió: «¿Ves mi imagen en Messenger?, pues no hay mucha diferencia a como me visto». Cabe mencionar que en su foto de perfil tenía una de El Cuervo…

Bere y yo nos miramos, le respondimos que estaba bien. Yo estaba ansiosa. Deseaba por fin conocer al misterioso Kusanagi, a ese que tanto le gustaban Los Caballeros del Zodiaco, Sailor Moon y sobre todo Sakura Card Captor, un anime que (hasta la fecha) marcó mi vida.

Al llegar el 11 de septiembre… estaba muy emocionada, veía constantemente la hora, estaba inquieta, no puse mucha atención al maestro, sólo había un pensamiento en mi cabeza «¡Por fin lo voy a conocer!», incluso antes de que terminara la clase de italiano, ya estaba guardando mis cosas para que en cuanto el profesor nos dijera que nos podíamos retirar, pudiera salir corriendo del salón.

Cuando llegué al pasillo del primer piso de Idiomas me asomé hacia abajo, pues el chico me había dicho que se encontraba en las escaleras del lado de ventanillas y… ¡SORPRESA! ¡Era aquel joven misterioso que me había topado en días pasados! Inmediatamente, bajó cabeza y se ocultó en su cabello (comportamiento que me di cuenta más adelante, que hacía cuando algo le incomodaba).

En el lugar solamente estaba él, Bere no había llegado. Pensé: “Wow, ¿Y ahora qué hago? ¿Qué debería hacer, salir huyendo o mejor me acerco y saludo lo más sonriente posible? Si hago la segunda, le daré la impresión que no me asusta.”

Opté por la segunda opción, bajé las escaleras con algo de calma, estaba respirando lento y profundo para relajarme, ya que mis piernas me temblaban con cada escalón que bajaba.

Al llegar con él recuerdo que le extendí la mano y me presenté: “Hola, mucho gusto, soy Jazmín”. Al estrechar su mano, sentí algo extraño y llegó un pensamiento a mi mente: “¿Será?”.

Mientras estábamos tomados de la mano, lo miré, tenía gran peso escénico: se imponía ante los demás, medía alrededor de 1.80 metros, de tez morena, su cabello negro tenía un brillo envidiable, cualquier mujer lo celaría pues estaba largo, sedoso y ondulado.

Tenía frente amplia, cejas anchas pero poco pobladas, unos ojos grandes, casi negros, su nariz era mediana y unos labios grandes y carnosos.

Su voz era un poco gruesa, me di cuenta que tenía gran intensidad: “Soy Carlos Alberto”, quedé completamente cautivada.

Durante un instante nos quedamos impactados pero nos acercamos para darnos un beso en la mejilla, fue ahí cuando me percaté de su olor, muy peculiar, que hasta la fecha no olvido.

El miedo que le tenía desapareció por arte de magia, sentí que lo conocía de toda una vida, como si hubiera sido un reencuentro.

Le sonreí y le pregunté: “¿A dónde quieres ir?” y me dijo en voz muy baja: “No sé”, desde ahí me pude dar cuenta que era un chico de pocas palabras, le sugerí: “Recuerdo que me habías dicho que te gustaban las maquinitas, ¿Quieres ir a jugar a la plaza?” y con la cabeza asintió.

Esa escena la recuerdo claramente, a pesar de que había mucha gente a nuestro alrededor, pareciera como si todo se detuviera y sólo hubiéramos estado los dos solos.

Lo tomé del brazo, como lo hacían las damas del siglo pasado (esas que tenían sus vestidos largos y pomposos y salían a caminar con un caballero) y nos dirigimos a la plaza que se encuentra a un costado de la escuela.

En el camino, íbamos platicando de los animes que nos gustaban (especialmente Sakura Card Captor y Saint Seiya), me comentó tímidamente que le gustaba mucho el personaje de Touya y que su caballero favorito era Shiryu.

Jugamos un rato en las maquinitas de The King Of Fighters 2002, en donde obviamente él me ganó, me parece que eligió a Leona, Kusanagi y Terry, pues yo no sabía manejar muy bien a Kula, Athena y K’…

Yo estaba muy nerviosa porque no quería quedar tan mal en el juego, pero al final el me sonrió y me dijo: “Si quieres, luego te enseño como se hacen los combos en el juego.” Le sonreí y asentí muy emocionada con la cabeza.

De camino a la escuela, tras insistir en que me contara más sobre el, nerviosamente me dijo: “Mi cumpleaños es el 31 de octubre”, me di cuenta que era una persona además de tímida, muy reservada e introvertida.

Por mi parte, yo solía ser así, durante mi infancia siempre sufría acoso escolar por mi forma de ser y mi apariencia, usé lentes desde que tenía como 8 años, tenía el cabello largo, lacio y mi flequillo me hacía ver más ñoña de lo que era. Ahora es moda tener ese estilo… ¡Ah qué cosas!

En fin, como propósito al haber entrado a la universidad deseaba un nuevo inicio en mi vida y una nueva forma de ser, por lo que procuraba ser un poco más extrovertida, sonriente y feliz.

Durante la plática, me comentó que era de una generación antes a la mía (en teoría, en la que yo debí haber entrado desde un principio). “Tengo una hermana menor a quien cuido, la llevo al kínder, es por eso que en ocasiones no puedo asistir a todas las clases”.

Nuestro encuentro no duro mucho, pues no podía quedarse mucho tiempo por lo que se tuvo que ir.

En esos momentos me di cuenta de algo: él no podía ser mala persona, si se esforzaba en cuidar a su hermana menor y posponía sus planes como la escuela, debía de tener un enorme corazón. Ése joven optaba por tener una apariencia dura y rebelde para proteger su vulnerable corazón.

Se despidió de mi y se fue a la parada de la escuela, permanecí de pie en la entrada y me quedé más intrigada, quería saber más de él, quería conocerlo más, quería que fuéramos amigos.

No me interesaba tanto el conocer a otro chico que estaba interesado en mi, o bueno, al menos no en un plan romántico, quería conocer a más gente a más chicas y más chicos.

En esos momentos, había una enorme confusión tanto en mi cabeza como en mi corazón, todo se me había juntado, la pelea que había entre mis padres, y que durante la preparatoria tuve dos relaciones que fueron extremadamente violentas, si mi cabeza estaba llena de pensamientos muy confusos, mi corazón estaba peor, herido, pero sobre todo confundido.

Historias

HISTORIAS: La Universidad

Dicen que experimentas 3 amores en tu vida, uno es más o menos en la niñez o pubertad, que es conocido como el amor ideal, cuando todo parece un cuento maravilloso, además creemos que será el único y verdadero, que siempre funcionará y no importa que tan cómodos estamos en la relación.

El segundo es el amor complicado, que a mi parecer, es uno de los más intensos, porque nos muestra quienes somos y realmente conocemos como queremos que nos quieran. Algunos dicen que es el amor dramático, aquel en el que vuelves una y otra vez. Pero difiero, me quedo con que es el amor por el que se lucha y se haría lo que fuera necesario para que funcionara. Es ahí en donde se aprenden las lecciones de vida más importantes.

El tercero es el amor perfecto, es aquel en el que ya se desarrolló la “capacidad” de sentirlo y de poder “darlo”. Rompe con las creencias de lo que “es” o “debería” de ser amor, pues no sigue ninguna regla.

 

Esta historia quizás parezca inventada o exagerada, pero quiero compartirla de todos modos.

 

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La Universidad

Cuando entré a la universidad, fue todo un problema, ya había estado un año fuera tratando de poder ingresar a la carrera y justo cuando me iba a dar por vencida, quedé en ése último intento.

Y al momento de presentar mis papeles en la escuela, obviamente requería mis papeles de la preparatoria, los cuales, mi papá y hermana tenían guardados muy celosamente (pero esa es otra historia) pude iniciar una de mis mayores aventuras el lunes 11 de agosto del 2008 en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

Una vez que entré a la universidad, recuerdo que estaba muy emocionada, solía irme muy temprano a dar la vuelta la facultad, quería conocerla por completo… y en reiteradas ocasiones, caminaba en los pasillos que estaban cubiertos por las hojas de todos los árboles, un día alcé la mirada y vi a un chico con el cabello largo, vestido completamente de negro, con una cadena en el pantalón y una mochila cruzada.

El muchacho me miró y, por un instante, vi sus ojos que me impactaron mucho, eran grandes y misteriosos, después subió corriendo las escaleras del edificio 9, que es de Comunicación.

Cuando lo vi, me detuve completamente y pensé: “Me da miedo ése chico, quizás me quiera quitar mi semana… lo mejor es evitar pasar cerca de él. Debo de estar más alerta… Probablemente esté en Comunicación o… Derecho.”

No le tomé más importancia por lo que seguí caminando rumbo a Idiomas para pedir informes sobre italiano, ya que en la licenciatura pedían al menos otro idioma, además del inglés, para tener derecho a titulación.

Me esmeraba en poner atención en las clases, para mí era toda una novedad estar en la universidad. Me apasionaba escribiendo en mi libreta lo que los maestros decían.

En las clases fui puliendo mi técnica para los apuntes hasta que me quedé con una combinación de mapa mental con mapa conceptual, que sólo mi amiga y yo entendíamos.

Historia, Epistemología, Teoría Social, Redacción y Computación… esas eran las clases que me daban de lunes a jueves, de las 3:00 a las 9:00 de la noche.

Trataba de llevarme bien con todos mis compañeros, de hecho, memoricé todos sus nombres en menos de una semana, pero obviamente no los de los otros 6 grupos.

Karla, Paula, Berenice y Miriam eran las muchachas con quienes solía hablar más, eran un poco más amigables.

En aquel entonces estaba saliendo con otro chico de otra carrera, al principio fue formal aunque después quiso que fuera más “informal”, decisión que (siendo sincera me dolió) respeté, pues prácticamente había terminado conmigo.

Días después, recuerdo que me empecé a juntar con Berenice con quien compartía todas mis clases de primer semestre, era muy dura, directa y orgullosa, pero una excelente amiga, gran dibujante y fan de la cultura japonesa, por lo que en varias partes de la facultad colocamos carteles para iniciar un grupo de frikis, dejando un correo electrónico como contacto.

Los días que lo revisábamos eran los martes y jueves, que era cuando tenía mis clases de italiano en la mañana de 11:00 – 1:00, Berenice me alcanzaba en la salida de las clases para matar el tiempo en el cibercafé.

Creo que habíamos recibido correo como de 3 o 4 personas, platicábamos con todos pero quien me llamó más la atención era de un Kusanagi, por lo que platicábamos en el súper e inigualable Messenger de Hotmail (si, hace una eternidad) decía que le gustaban los animes que a mi me gustaban y hablaba de temas místicos, sobrenaturales y paranormales…

Pasaron los días, de vez en cuando vi a aquel muchacho, pero un día me asusté: iba saliendo del Laboratorio de Redacción cuando vi que estaba cerca, rápidamente salí y regresé al salón. Fue ahí que me di cuenta que estaba en la misma carrera que yo.

Ya que en ésos laboratorios están para alumnos de Comunicación y aulas para los de Diseño Gráfico, y pensé: “Me lo encontré tan inesperadamente porque no estaba alerta… Debes de poner más atención y no bajar la guardia, no hay duda alguna, si va en Comunicación”.